Una noche mía
Bajo la tarde esgrimía
Ungido cual poeta, que no soy, un poema.
Cuando entre esas luces imprecisas
Indecisos destellos
No sé si amaneció pero sonreía.
Ya no fascinaron a mi pluma artera
Los enfermizos rayos que cuelan las nubes
Ni las lívidas danzas de la primavera.
En vano anduvieron los ojos míos
El presuroso arrullar de las aguas vagas
En vano se hundieron los ojos fríos
En el verde romance donde el beso mora, las moradas rosas.
Sin en cualquier efluvio, el alma despereza prístinos destellos
Sus ojos calaron en los ojos míos.
Y anidó en mi pupila su fea mirada.
Ya no abatieron sombras
Sobre la hoja
Al bailar, las plumas mías.
Subyugado bajo esos ojos
Sangré al costado la rosa
Para aflorar en mi edén
La oración a mi diosa
Oremus…un réquiem.
Y olvidé la luna
Cuando el turquino se platea en la espuma adormecida…
…y amigué con la tarde
Y el alba.
…y entoné himnos horrendos
…y abandoné el poema de la noche
, de la sangre y el grito.
Y jugué a los éteres danzar
Recordé viejas ninfas
Me avergoncé, orlé de mirtos mi frente
Dejé caer los juncos, soy esclavo
…sonrío.
Da-Silva